Hoy lo hacen con la negociación con el canal Globovisión, en la que pretenden mostrar como "dueño" a un abogado de origen canario que habría crecido en un mínimo, bucolico y empobrecido caserío ubicado a tres kilómetros de San Antonio de Los Altos y que estudió en el único y más antiguo liceo público de la ciudad.
Como ocurrió con Eligio Cedeño, el de Bolívar Banco y los dólares de Microstar, a este Gorrin lo presentan como un carajo entre exitoso y arribista. Las dos cosas sirven para los intereses de la burguesía.
Su supuesto éxito demostraría que en el capitalismo los miembros de la "clase media" (especialmente si tiene origen europeo) que se portan bien con los ricos y estudian aunque sea un poco, se pueden convertir en muy ricos.
Pero al mismo tiempo mostrarlos como arribistas y parejeros también es muy útil a la hora de responsabilizarlos de los delitos que debe cometer la burguesía para apropiarse de la plusvalía y de las riquezas nacionales en países con rentas altas como el nuestro.
Ningún Gorrín, por muy hábil y tramposo que sea, podrá acumular tanto capital como para codearse con las familias de las oligarquías de origen colonial, como ocurre con los Zuloaga, que vinieron como parte de la Compañía Guizpucoana hace casi 300 años.
Mientras los Zuloaga de origen vasco controlaban el comercio colonial, los tatarabuelos de Gorrín estarían sembrando papas en Tenerife y buscando venirse a las colonias de América.
Por eso mientras Juan Domingo Cordero fue declarado no culpable de la quiebra de un consorcio financiero en 1994 (Banco Barinas y Grupo Cordillera) el primo Alvaro Gorrín se debe esconder en alguna de las islas Canarias, perseguido por el fraude bancario de 2009 y solicitado por la Interpol.
Por eso mientras a Alvaro Gorrin le muestran sus fotos de "wanted", a Guillermo Zuloaga lo entrevistan como un perseguido político y le justifican la "venta" de Globovisión para abrir nuevos negocios con el dinero fresco que le entregan desde algún grupo financiero con el que mantiene lazos familiares y de clase.
Ojala este Gorrín sean tan hábil su primo Alvaro o su par Eligio Cedeño, para acumular suficientes dólares y secretos que la garanticen un exilio dorado cuando nuestra lumpenburguesía lo deseche.
que tubasos
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