Regresamos de nuestro reciente viaje a Caracas con una reafirmación de
nuestro punto de vista de que las autoridades están tomando las medidas
necesarias para estabilizar la macroeconomía del país. Una fuerte
consolidación del control del ala pragmática de la toma de decisiones
económicas está ocurriendo, aumentando las posibilidades de que será
capaz de avanzar en la corrección del tipo de cambio y los
desequilibrios de relación de precios que se destacan en el centro de la
inestabilidad macroeconómica del país.
Reconocemos que los ajustes macroeconómicos han avanzado más lentamente
de lo que es óptimo, y que el principal riesgo para la macroeconomía del
país proviene del gradualismo exacerbado. Entendiendo la economía
política de este enfoque gradualista es fundamental para predecir la
evolución de las políticas económicas venezolanas. Nuestra opinión es
que el gradualismo fue principalmente el resultado de la resistencia a
las reformas por una facción radical del gobierno cuyo poder sobre la
política económica está disminuyendo.
La mitad llena
Dos conclusiones principales emergen de nuestras reuniones con las autoridades. La primera de ellas es que los responsables de la política económica ven la unificación de los múltiples niveles en el sistema de control de cambio de divisas en un nivel que corrige la sobrevaloración actual como objetivo deseable a mediano plazo (y tal vez incluso a corto plazo). La segunda es que están conscientes de que la ausencia de elecciones en 2014 les da la oportunidad y la motivación para acelerar los ajustes.
La destitución del ministro de Planificación Jorge Giordani del Banco Central y de la junta directiva de PDVSA es una fuerte señal de la disminución de la influencia del ala marxista radical en temas de política económica. Este cambio en la correlación de poder es vital porque la mayor parte del gradualismo excesivo que hemos visto hasta ahora se ha debido a la capacidad de los radicales para ejercer el poder de veto sobre decisiones políticas claves. Con la totalidad de la junta directiva del banco central y todos menos uno de los ministerios de economía en el ala pragmática, estas barreras deben ser menos relevantes.
Hay evidentemente una mayor disposición por parte de funcionarios para la participación del sector privado e inversionistas que la que había en el pasado. Funcionarios incluso parecen abiertos a reconsiderar las decisiones políticas que han sido perjudiciales para la productividad. Por ejemplo, mientras que las privatizaciones siguen siendo un asunto maldito para las autoridades, empresas mixtas y otros tipos de alianzas estratégicas con el sector privado, particularmente como un mecanismo para recuperar la producción en los sectores nacionalizados, están empezando a verse como alternativas viables.
Los efectos fiscales del SICAD II también están empezando a sentirse. Desde el 28 de marzo, la capacidad de financiación por parte del Banco Central para las empresas estatales ha sido realmente negativa, lo que lleva a una disminución en el stock de la financiación monetaria para estas entidades por 1,7% y una estabilización de la base monetaria. El impulso fiscal probablemente se fortalecerá mientras nuevos sectores son transferidos a la tasa SICAD II, que esperamos suceda con velocidad en los próximos meses. La reducción en la creación de dinero y la estabilización del mercado paralelo debería compensar factores de empuje de costos típicamente asociados con la depreciación, lo que lleva a una moderación significativa de la inflación en 2014.
La mitad vacía
Ajustes obviamente han progresado más lentamente que óptimo. El gobierno sólo ha anunciado la migración de los pasajes de avión y las tasas portuarias a SICAD II; la anterior ni siquiera ha entrado en vigor todavía. El aumento de los precios de la gasolina no parecen ser una prioridad, y el gasto del gobierno central ha aumentado en términos reales. Los ajustes de precios están ocurriendo al azar y de manera inconsistente, mientras que el cumplimiento de la nueva legislación del trabajo y el control de precios arroja una sombra sobre las interacciones con el sector privado. Mientras el equipo encargado de la política macroeconómica parece compartir una dirección política común, no está claro que esto esté de alguna manera articulado con las opciones políticas microeconómicas.
Es importante destacar que Venezuela está en una profunda recesión (ver la gran contracción). La acumulación de distorsiones microeconómicas puede disminuir la flexibilidad de la industria nacional para responder a los cambios en los precios relativos, lo que agrava la caída de la producción.
En gran parte como resultado de la recesión y la aceleración inflacionaria, la población de Maduro ha caído a 30, limitando su capital político para implementar reformas.
Ajuste y sus descontentos
El gradualismo es quizás la mayor amenaza para la estabilización macroeconómica de Venezuela. Mientras más lentamente se muevan las autoridades, pensamos que más tiempo tendrían que depender de financiación monetaria, arriesgando aún más la aceleración de la inflación. La tentación para bajar los activos de la economía o aumentar sus pasivos probablemente será alto. Creemos que la continua dependencia en bonos en lugar de ventas en efectivo para alimentar SICAD II es una señal de que el aumento de los pasivos externos podría surgir como la ruta de menor resistencia.
Existen varias explicaciones que compiten al mismo tiempo para justificar la lentitud de los ajustes. Aquellos con poder de decisión pueden no estar totalmente convencidos de la necesidad de los ajustes, o pueden creer que el gradualismo ayuda a minimizar sus costes sociales y políticos. Grupos de intereses atrincherados que se benefician de las rentas creadas por las micro distorsiones pueden estar bloqueando las reformas. O, la lentitud puede ser simplemente inherente en un estado ineficiente y una estructura de toma de decisiones atomizada.
La verdad está probablemente en alguna combinación de estos factores. Sin embargo, parece que el poder de la facción radical liderado por Giordani tenía gran influencia en las decisiones de política económica en el último año. En retrospectiva, parece que la paralización de la política económica del 2013 fue causada por pragmáticos y radicales, que tienen poder de veto sobre las decisiones políticas clave. El final de esta guerra de desgaste se podría traducir en una mayor coherencia en el proceso de toma de decisiones.
Vemos la resistencia interna a los ajustes disminuir aún más en los próximos meses. Las distorsiones son tan grandes que las ganancias de eficiencia de corregirlos más, permite la compensación de grupos que perderían posición, mientras que la aceleración inflacionaria tiene la virtud de hacer claro en tiempo real de que ese gradualismo no era una buena opción política. Dado que la mayor parte de los costos del ajuste ya se han pagado a través del traspaso de la fuerte depreciación de la tasa del mercado negro, es probable que ajustes adicionales traigan más costos que beneficios, y consolidar aún más el poder de los pragmáticos.
Si bien es fácil el cuestionar el ritmo de las autoridades, pensamos que puede es sensato afirmar que el enfoque gradualista puede haber sido la única estrategia políticamente viable dado el inicio de las protestas callejeras en el primer semestre del año. Por las mismas razones, la relativa estabilización política del país puede inclinar el cálculo político a favor de acelerar los ajustes con el fin de estabilizar la economía de cara a las elecciones parlamentarias del 2015.
Traducción Ivana Cardinale
La mitad llena
Dos conclusiones principales emergen de nuestras reuniones con las autoridades. La primera de ellas es que los responsables de la política económica ven la unificación de los múltiples niveles en el sistema de control de cambio de divisas en un nivel que corrige la sobrevaloración actual como objetivo deseable a mediano plazo (y tal vez incluso a corto plazo). La segunda es que están conscientes de que la ausencia de elecciones en 2014 les da la oportunidad y la motivación para acelerar los ajustes.
La destitución del ministro de Planificación Jorge Giordani del Banco Central y de la junta directiva de PDVSA es una fuerte señal de la disminución de la influencia del ala marxista radical en temas de política económica. Este cambio en la correlación de poder es vital porque la mayor parte del gradualismo excesivo que hemos visto hasta ahora se ha debido a la capacidad de los radicales para ejercer el poder de veto sobre decisiones políticas claves. Con la totalidad de la junta directiva del banco central y todos menos uno de los ministerios de economía en el ala pragmática, estas barreras deben ser menos relevantes.
Hay evidentemente una mayor disposición por parte de funcionarios para la participación del sector privado e inversionistas que la que había en el pasado. Funcionarios incluso parecen abiertos a reconsiderar las decisiones políticas que han sido perjudiciales para la productividad. Por ejemplo, mientras que las privatizaciones siguen siendo un asunto maldito para las autoridades, empresas mixtas y otros tipos de alianzas estratégicas con el sector privado, particularmente como un mecanismo para recuperar la producción en los sectores nacionalizados, están empezando a verse como alternativas viables.
Los efectos fiscales del SICAD II también están empezando a sentirse. Desde el 28 de marzo, la capacidad de financiación por parte del Banco Central para las empresas estatales ha sido realmente negativa, lo que lleva a una disminución en el stock de la financiación monetaria para estas entidades por 1,7% y una estabilización de la base monetaria. El impulso fiscal probablemente se fortalecerá mientras nuevos sectores son transferidos a la tasa SICAD II, que esperamos suceda con velocidad en los próximos meses. La reducción en la creación de dinero y la estabilización del mercado paralelo debería compensar factores de empuje de costos típicamente asociados con la depreciación, lo que lleva a una moderación significativa de la inflación en 2014.
La mitad vacía
Ajustes obviamente han progresado más lentamente que óptimo. El gobierno sólo ha anunciado la migración de los pasajes de avión y las tasas portuarias a SICAD II; la anterior ni siquiera ha entrado en vigor todavía. El aumento de los precios de la gasolina no parecen ser una prioridad, y el gasto del gobierno central ha aumentado en términos reales. Los ajustes de precios están ocurriendo al azar y de manera inconsistente, mientras que el cumplimiento de la nueva legislación del trabajo y el control de precios arroja una sombra sobre las interacciones con el sector privado. Mientras el equipo encargado de la política macroeconómica parece compartir una dirección política común, no está claro que esto esté de alguna manera articulado con las opciones políticas microeconómicas.
Es importante destacar que Venezuela está en una profunda recesión (ver la gran contracción). La acumulación de distorsiones microeconómicas puede disminuir la flexibilidad de la industria nacional para responder a los cambios en los precios relativos, lo que agrava la caída de la producción.
En gran parte como resultado de la recesión y la aceleración inflacionaria, la población de Maduro ha caído a 30, limitando su capital político para implementar reformas.
Ajuste y sus descontentos
El gradualismo es quizás la mayor amenaza para la estabilización macroeconómica de Venezuela. Mientras más lentamente se muevan las autoridades, pensamos que más tiempo tendrían que depender de financiación monetaria, arriesgando aún más la aceleración de la inflación. La tentación para bajar los activos de la economía o aumentar sus pasivos probablemente será alto. Creemos que la continua dependencia en bonos en lugar de ventas en efectivo para alimentar SICAD II es una señal de que el aumento de los pasivos externos podría surgir como la ruta de menor resistencia.
Existen varias explicaciones que compiten al mismo tiempo para justificar la lentitud de los ajustes. Aquellos con poder de decisión pueden no estar totalmente convencidos de la necesidad de los ajustes, o pueden creer que el gradualismo ayuda a minimizar sus costes sociales y políticos. Grupos de intereses atrincherados que se benefician de las rentas creadas por las micro distorsiones pueden estar bloqueando las reformas. O, la lentitud puede ser simplemente inherente en un estado ineficiente y una estructura de toma de decisiones atomizada.
La verdad está probablemente en alguna combinación de estos factores. Sin embargo, parece que el poder de la facción radical liderado por Giordani tenía gran influencia en las decisiones de política económica en el último año. En retrospectiva, parece que la paralización de la política económica del 2013 fue causada por pragmáticos y radicales, que tienen poder de veto sobre las decisiones políticas clave. El final de esta guerra de desgaste se podría traducir en una mayor coherencia en el proceso de toma de decisiones.
Vemos la resistencia interna a los ajustes disminuir aún más en los próximos meses. Las distorsiones son tan grandes que las ganancias de eficiencia de corregirlos más, permite la compensación de grupos que perderían posición, mientras que la aceleración inflacionaria tiene la virtud de hacer claro en tiempo real de que ese gradualismo no era una buena opción política. Dado que la mayor parte de los costos del ajuste ya se han pagado a través del traspaso de la fuerte depreciación de la tasa del mercado negro, es probable que ajustes adicionales traigan más costos que beneficios, y consolidar aún más el poder de los pragmáticos.
Si bien es fácil el cuestionar el ritmo de las autoridades, pensamos que puede es sensato afirmar que el enfoque gradualista puede haber sido la única estrategia políticamente viable dado el inicio de las protestas callejeras en el primer semestre del año. Por las mismas razones, la relativa estabilización política del país puede inclinar el cálculo político a favor de acelerar los ajustes con el fin de estabilizar la economía de cara a las elecciones parlamentarias del 2015.
Traducción Ivana Cardinale
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