Aunque
no sorprende, es triste ver como a la lista de opositores a la
activación del Arco Minero del Orinoco se suman personajes como Ana
Elisa Osorio, Héctor Navarro y Jorge Giordani, quienes hoy desnudan
sus viejos vínculos revisionistas y reformistas cuando pasan a hacer
causa común con Garimpeiros de Derecha, Falsos Ambientalistas,
Lacayos de Transnacionales Mineras, Comerciantes Ilegales de Oro y
Diamante y Dirigentes oposicionistas que sólo cumplen al pie de la
letra las instrucciones y órdenes que le dan sus financistas.
Tener
que escuchar en boca de estos perfectos “Chulos de Palacio”
esgrimir sin fundamentos una serie de argumentos que sólo pretenden
justificar su traición y además su incapacidad al frente de algunas
de las funciones que, dentro del Gobierno Revolucionario, el
Comandante Hugo Chávez le encomendó cumplir, obliga a una respuesta
que permita desmontar, frente al país, a una camarilla de seudo
expertos que ahora han mutado a Rockola y opinan alegremente en
función de los intereses de quienes le pagan, a precio de oro y
diamantes, su música fantasmal.
La
ignorancia supina de la señora Osorio queda en evidencia cuando
señala cosas como que con el Arco Minero se va a devastar la capa
vegetal dejando sólo una capa de caliza donde no habrá regeneración
forestal, o que las aguas se contaminarán con cianuro. La Ex
Ministra de Ambiente confunde la explotación minera controlada y
ordenada a Cielo Abierto, con la actual minería artesanal aluvional
que se ejerce ilegal y descontroladamente y en la cual además no se
utiliza cianuro, sino mercurio cuyo efecto contaminante es criminal
ya que por ser un metal no se descompone en condiciones climáticas
normales como si ocurre con el cianuro cuando es expuesto
prolongadamente al calor solar. La cianuración no se hace
directamente en el yacimiento, sino mediante un proceso industrial
con tecnología avanzada donde se aprovecha el potencial aurífero
del material primario utilizando el método del Carbón Activado y en
el cual se tienen todos los controles ambientales requeridos para el
manejo de los desechos, impidiendo que estos vayan al medio ambiente
sin antes ser debidamente tratados para su decantación.
El
Arco Minero del Orinoco, aprobado por el Comandante Chávez en el año
2012, es hoy el más serio y planificado intento que se hace para
acabar con la anarquía minera en Guayana y dar el salto que permita
poner nuestro potencial minero al servicio de los mejores objetivos
de la Patria, de allí que surjan estas voces catastróficas
anunciando las peores tormentas, llegando a hablar de una soberanía
que jamás han defendido, de pasivos ambientales que ellos mismos han
causado, de entrega al gran capital y hasta de traición a la patria
cuando los únicos entreguistas y traidores históricamente han sido
ellos.
Quienes
se oponen al nuevo desarrollo minero nacional desconocen que el
modernismo que invocan, pero no practican, permite que la minería
pueda ejercerse de forma respetuosa, armónica y amigable con los
recursos naturales y que sin una contraloría ambiental efectiva no
sería posible la obtención de la certificación internacional que
se conoce como el Proceso Kimberly y que requiere un conjunto de
evaluaciones de los métodos de explotación que minimice cualquier
daño ambiental.
Invertir
y trabajar en el Arco Minero no es de exclusividad para empresas
extranjeras, han aceptado el llamado muchos inversionistas nacionales
y un numeroso grupo de Pequeños Mineros de tradición que acudieron
al Registro Único Minero y han asumido esta política del Gobierno
Bolivariano como una nueva y definitiva luz.
Es
la hora estelar para la Venezuela del Siglo XXI y su Industria
Minera, que se han planteado un Transparente y Maravilloso plan ante
la abrupta caída de nuestros ingresos petroleros.
*ALDRIN TORRES es diputado y vicepresidente
del Consejo Legislativo del Estado Bolívar
aldrintorres2016@hotmail.com
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