El crecimiento de los precios, fijados arbitrariamente por la vía de la especulación, es nitídamente el mecanismo en el cual se fundamenta actualmente la “guerra económica”. Como en toda confrontación la táctica puede y debe variar, aunque la línea estratégica se mantenga invariable. En nuestro caso la burguesía comercial – importadora (el real enemigo esencial) preserva su estrategia de destruir la moneda, con su carga simbólica y concreta, en tanto es la base del intercambio de la producción, es decir, de los bienes y servicios.
En una primera etapa la táctica del ataque se orientó a caotizar la distribución y a inducir la escasez para lo cual utilizó preferentemente el contrabando de extracción hacia Colombia y el Caribe.
Ese proceso se ancló en una feroz devaluación artificial del bolívar, especialmente a partir de septiembre de 2014. Un bolívar devaluado severamente permitía adquirir con sumas irrisorias de divisas o pesos colombianos un mayor volumen de mercancías, sean estas combustibles o alimentos de la cesta básica.
En este momento la táctica se invirtió y el proceso es de importación compulsiva de esos mismos alimentos y bienes esenciales desde Colombia, Brasil y el Caribe. Y ahora el mecanismo opera a través de la fijación de precios en forma extremadamente especulativa.
La fijación de esos precios conlleva a la determinación de una tasa de cambio paralela implícita. Es decir, si un kilo de arroz cuesta un dólar en Colombia o Brasil y ese mismo producto se vende en ese mercado de importaciones complementarias en 3 mil bolívares, la conclusión lógica es que la divisa cuesta eso mismo.
Lo terrible es que si hace unos meses la tasa paralela se fijaba a través de un oscuro proceso de cálculo en unas casas semiformales de cambio en Cúcuta o a través de una anónima página web, ahora se hace en un supermercado o en una tienda por departamentos como Traki. Es decir, a la vista de todo el mundo.
Pueden olvidarse de Dólar Today o del Bolívar Cúcuta, pues ahora la tasa del día la tendrá usted impresa en su factura de compra.
Y para rematar no es casual que en la trama especulativa haya entrado un actor como Traki, con medio centenar de tiendas en todo el país y enclavadas en los principales puntos comerciales de cada ciudad donde operan. Con la lata de leche en 32 mil bolívares sin duda que es un gran negocio “repatriar” (qué patriotas) los dólares que obtuvieron a través del fraude cambiario con Cadivi o Cencoex.
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Análisis / Traki o la nueva táctica de la #guerraeconómica / Víctor Hugo Majano
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