Whitaker conoció en Caracas la guarimba y le gustó

A Kevin Whitaker Caracas, la capital venezolana, no le es extraña y quizás la guarimba tampoco.

Desde 2005 y hasta 2007 se convirtió en el jefe adjunto de la misión estadounidense en Venezuela, mientras William Brownfield era el embajador.

Fue justamente en ese período cuando Brownfield dio cuenta de las tareas que hacía su gobierno para desestabilizar al gobierno de Chávez. Y ese informe fue interceptado y revelado entre los cables de Wikileaks.

Sin duda, parte esencial de ese informe y de las actividades allí registradas habrán sido ejecutadas por el adjunto Whitaker, mientras su jefe visitaba comunidades pobres para expresar la preocupación del Gobierno de EEUU por el pueblo venezolano.

En ese contexto, el discreto diplomático debe haber conocido ese modelo de protesta violenta que llamaban guarimba.

El modelo le gustó y ahora, en 2014, no duda en ofrecerle el apoyo de su gobierno, a quienes así pretenden derrocar al de la nación sudamericana.

Nacido en Virginia, Whitaker es considerado en Washington como uno de los funcionarios que más conoce la región.

Hasta su designación como embajador en Colombia se desempeñaba como subsecretario de Estado para América del Sur.

Antes estuvo tres años como jefe de Asuntos Andinos también en el Departamento de Estado.

La mayor parte de su experiencia ha sido en América Latina. Sus primeras misiones incluyeron a servir como oficial de mesa de El Salvador y Francia, además de trabajar como oficial político en Jamaica y Honduras.

De 2002 a 2005, Whitaker encabezó el Escritorio de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado. Durante una visita a La Habana en diciembre de 2002, se reunió con los llamados disidentes y fue expulsado por el Gobierno de la isla.

Es hijo de un oficial de carrera del Ejército, el teniente coronel Malvern Whitaker. Y asistió a la Universidad de Virginia, donde se graduó con un BA en el año 1979.
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