La “crisis” griega en ocho claves / Luis Salas Rodríguez

1. Contrario a lo que afirma la prensa atlantista, la decisión del gobierno de Alexis Tsipras de convocar a un referéndum popular para que sea el pueblo griego quien decida si acepta o no las condiciones impuestas por la llamada troika (Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea (CE) y el Fondo Monetario Internacional) no ha desencadenado una crisis ni dentro de Grecia, ni dentro de la Unión Europea, ni para el Euro. Esta decisión, por el contrario, busca poner fin a una crisis desatada por esa misma troika y por lo intereses que representa, quienes primero se dieron a la tarea de inflar una burbuja financiera de dimensiones colosales que llevó al endeudamiento masivo de varios países del continente entre ellos Grecia, para luego aplicar un severo programa de ajuste de modo de poner a sus ciudadanos y ciudadanas, a pagar los costos del desinfle de dicha burbuja y el rescate de la banca privada.



2. La situación que enfrenta Grecia es el resultado de la forma perversa en que fue planteada la Unión Europea y la adopción del Euro, una “unidad” basada en profundas asimetrías y donde no solo la soberanía de los países más débiles es arrebatada por la institucionalidad europea y la de los países más fuertes, sino que, de hecho, la soberanía popular a lo interno de todos los países que la conforman –incluyendo Alemania- ha sido arrebatada de modo que ya no existe democracia y todas las medidas de orden político, social, económico y de cualquier otro orden son tomadas a espaldas del pueblo europea incluso –y sobre todo- cuando más los afectan.

3. La crónica de cómo se ha llegado a este punto es más o menos la siguiente: Grecia adoptó el euro el 1º de enero de 2001 y a partir de entonces vivió un boom de consumo fomentado por la estabilidad de los precios y el acceso fácil al crédito. Sin embargo, no solo ocurrió que el consumo no respondía a una mejora de la productividad de su economía, sino que de hecho fue fomentado por la gran banca alemana y francesa que financiaron el endeudamiento y las multinacionales de esos mismos países que ganaron participación en el mercado griego. A este respecto, también jugó un papel estelar la banca de inversiones norteamericana Goldam Sachs, quien como es público, notorio y comunicacional ayudó al gobierno griego de entonces a maquillar sus cuentas para el ingreso a la Unión, todo bajo la complicidad del BCE, la CE y el mismísimo FMI, siendo que de hecho en muchos casos como también es público, notorio y comunicacional, quienes dirigen estas instituciones son funcionarios o ex funcionarios de Goldman Sachs.

4. Pero por otra parte, hay que destacar que la mayor parte del endeudamiento griego no fue por un aumento “excesivo” del consumo privado o familiar ni mucho menos de los gastos sociales (salarios, pensiones, etc.), todos los cuales han sido objeto de fuertes recortes. Muy por el contrario, la mayor parte del endeudamiento ha sido de los propios bancos, del consumo suntuario de los sectores de mayores ingresos y de lo utilizado para el gasto militar, siendo que Grecia en la actualidad tiene uno de los mayores equipamiento bélico de la Unión Europea gracias a todo un aparataje cuyos vendedores no han sido otros que alemanes y franceses. Como indican diversas fuentes, Grecia gastó sin razón alguna real en los últimos diez años, unos 10.000 millones de euros en compra de equipos bélicos. Dichas compras, fueron hechas en su mayoría en Alemania (3.000 M€) y Francia (4.000 M€), precisamente los principales acreedores de Grecia. Lo que es más grave, es que según múltiples denuncias y como lo reconoció claramente la canciller alemana Angela Merkel tras la concesión del primer préstamo a Grecia, Alemania forzaba contratos de ventas de armas como condición para concederlos, lo cual quiere decir durante la aplicación de la austeridad social Alemania siguió estimulando el hiper-consumo bélico en vez de hacer lo contrario, agrandando una cuenta de la cual son exclusivos beneficiarios.


5. Pero si es indignante la historia de cómo fue la propia institucionalidad europea, el FMI, la banca privada y las transnacionales los que endeudaron Grecia fraudulentamente, todo por su puesto bajo el amparo de gobiernos colaboracionistas, más indignante y escalofriante resulta saber cuáles han sido los resultados de los ajustes y los “rescates” que dicha institucionalidad ha impuesto en los últimos seis años y que le exige al gobierno de Tsipras que profundice para “salir de la crisis”. Así las cosas, si bien el endeudamiento fue la principal excusa que se utilizó para intervenir Grecia, la verdad del caso es que desde que se puso en marcha el primer rescate en 2010, la deuda pública griega aumentó en lugar de reducirse: en 2009, representaba el 126% de su PIB (unos 301.000 millones de euros), mientras que hoy día luego de los fortísimos recortes de gasto público que se han aplicado sin precedentes en ningún país en la Europa de posguerra, asciende a un 180% de su PIB, es decir, unos 317.000 millones de euros. Ningún dato macroeconómico ha mejorado tras la intervención de los expertos y la aplicación de la austeridad y los ajustes que, según ellos, “procuran sanear y equilibrar las cuentas”: el PIB cayó en 25%, el consumo de alimentos de la población en 28,5%, 61% de reducción media de las pensiones, el 45% de pensionistas viviendo por debajo del umbral de pobreza, 26% de desempleo y más del 50% de desempleo juvenil, todo lo cual desató una fuerte ola migrativa además de considerarse un factor determinante en el aumento del 35% en el número de suicidio en el país registrado desde 2011.

6. Pero no es la primera vez que un gobierno griego intenta una medida de este tipo, es decir, convocar a su población a las urnas para que elija lo que más le conviene como país. En 2011, el entonces Primer Ministro Yorgos Papandreu propuso hacer un referéndum para validad o no las reformas económicas exigidas por la Troika, y fue obligado a dimitir tras fuertes ataques especulativos y el acoso que ésta impuso sobre la población griega. Lo mismo le pasó a Silvio Berlusconi, el sátrapa ex primer ministro italiano que fue destituido no por las acusaciones en su contra de corrupción y perversión de menores por todos conocidas desde hace décadas, sino por su resistencia a aplicar las medidas exigidas por la Troika. Al haber asomado la posibilidad de convocar a un referéndum, los especuladores y acreedores de la deuda italiana llevaron los costos de ésta hasta niveles de crisis, siendo que a los pocos días tanto su gobierno como la idea del referéndum fueron liquidadas. “El país necesita reformas, no elecciones”, fueron las cínicas palabras de Herman van Rupoy, entonces presidente del Consejo Europeo. Papandreu fue sustituido por Lucas Papademos y Berlusconi por Mario Monti, ambos ejecutivos de Goldman Sachs y personal del BCE que sin contemplación alguna aplicaron las reformas. Fue lo que entonces se conoció como el golpe de estado financiero de Goldman Sachs.

7. Las exigencias de la troika no solo han demostrado en la práctica ser incapaces de resolver la crisis griega siendo que más bien la han agravado, sino que además en esta última etapa todos los analistas serios coinciden en que son imposibles de cumplir. Lo cual lleva a hacernos la pregunta ¿Cuál es la verdadera intención tras dichas exigencias? En primer lugar está claro que en este como en otros casos hay un grado bastante alto de fundamentalismo neoliberal, de degeneración de la disciplina económica hasta convertirla en la doctrina de una suerte de califato de mercado en el que los tecnócratas actúan con la misma saña de los mercenarios del DAESH pero por otros medios. Pero adicionalmente está presente la convicción de darle una lección al pueblo griego y al europeo en general, para que se persuada de que no hay alternativa posible a los mandatos de la tecnocracia europea y que cualquier intento de rebelión será sometido y aplastado sin consideraciones. Desde este punto de vista, acabar con Syriza y con Tsipras es prevenir que pase lo mismo con PODEMOS en España o en cualquier otro país. De ahí en más, de ser derrotada Grecia, la transferencia de poder y soberanía de cada uno de los países de Europa a Bruselas será total y la democracia europea –como su Estado de Bienestar- definitivamente suprimida.

8. No caben dudas que la apuesta de Tsipas y Syriza es difícil, pues los mismos poderes que acabaron con la iniciativa de Papandreu se abalanzan sobre ellos y contra el propio pueblo griego con mucha más fuerza. Pero está claro que Tsipras no es Papandreu, así como que el pueblo griego es mucho más consciente a estas alturas del fraude del que ha sido objeto. Con todo y eso es una lucha desigual, pero no es la primera vez que el pueblo griego ha estado en trances donde teniendo todas las de perder simplemente no se rindió y terminó venciendo. Para citar a la reina Gorgo de Esparta –la viuda de Leónidas- frente a amenazas similares, la pregunta no es si se puede vencer o no, sino que haría un hombre libre. Y Grecia es un tierra de hombre y mujeres libres, que como recordó Tsipras –admirador de Allende, del Che y de Chávez- en unos de sus últimos discursos, ya era una civilización ilustrada cuando en el resto de Europa reinaba la barbarie, ya sabía de democracia mucho antes que cualquier otro país del continente y tiene una historia -demasiada historia- que por mucho trasciende a la UE y el Euro y por tanto puede sobrevivirle.
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