Expresidentes de Colombia articulan plan contra Maduro para sabotear acuerdos de Quito

Hoy realizan cumbre en Bogotá  para denunciar por adelantado un supuesto fraude en las elecciones legislativas previstas para el próximo 6 de diciembre

Victor Hugo Majano
Ciudad Ccs

Los estrechos nexos que históricamente ha tenido el presidente colombiano Juan Manuel Santos con tres de sus predecesores, que conformarían un frente contra el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, permiten sostener la posibilidad de que tal ofensiva haya sido promovida, con el fin de impedir el desarrollo de los acuerdos alcanzados el lunes pasado en Quito, entre los gobiernos de Colombia y Venezuela.


Alvaro Uribe, César Gaviria y Andrés Pastrana

Ayer el expresidente neogranadino, César Gaviria Trujillo (1990-1994), anunció que hoy se reuniría con los también exmandatarios Andrés Pastrana Arango y Álvaro Uribe Vélez, con el fin de liderar un bloque de exmandatarios de América Latina que no están de acuerdo con lo que está sucediendo en Venezuela y la frontera con Colombia.

El anuncio, que ocurre a menos de 24 horas de que los presidentes Nicolás Maduro y Juan Manuel Santos arribaran a siete acuerdos mínimos para normalizar las relaciones colombo-venezolanas, revela todo un plan para atacar política y jurídicamente al gobernante venezolano ante organismos multilaterales como la OEA. También contempla la denuncia por adelantado de un fraude en las elecciones legislativas previstas para el próximo 6 de diciembre, y la violación constante a los derechos humanos al que se ve sometido el pueblo del vecino país, según reseñó el diario bogotano El Tiempo.

Tales posturas fueron confirmadas por el también exmandatario Andrés Pastrana Arango (1998-2002), quien declaró a W Radio (emisora de Caracol Radio, propiedad del español grupo editorial Prisa) que la cumbre contempla la participación del expresidente de Bolivia Eduardo “Tuto” Quiroga, y se espera la asistencia de otros antiguos jefes de Estado que aún no han confirmado.

Pastrana precisó que esperan hablar sobre lo que en Colombia denominan la “crisis humanitaria” de la frontera, ya que los presidentes, dijo, no lo están haciendo.

Detalló que en el marco de la cumbre hará pública una declaración que ya ha sido firmada por Gaviria, Pastrana y Uribe, además del expresidente Belisario Betancur (1982-1986, actualmente de 92 años) con sus posiciones sobre la situación de Venezuela, la sentencia a Leopoldo López, el juicio a Antonio Ledezma y los recientes eventos en la frontera.

El pronunciamiento de los expresidentes ha sido bienvenido por voceros de los partidos Conservador, Centro Democrático y Cambio Radical, cercanos al uribismo, quienes lo reivindican al tiempo que cuestionan el desempeño de Santos y los acuerdos firmados en Ecuador.

Santos: ministro de todos

Aunque la posición pública de los antiguos mandatarios conlleva una crítica al actual jefe de Estado, Juan Manuel Santos, no es menos su desempeño como articular de los principales procesos políticos desarrollados durante los últimos 25 años, en los gobiernos de Gaviria, Pastrana y Uribe.

Un primer elemento a considerar es que Santos fue ministro, con importantes responsabilidades, de cada uno de los presidentes que hoy protagonizan la cumbre.

En 1991, Gaviria lo convocó para ser su ministro de Comercio Exterior, donde apuntaló la política de apertura comercial y neoliberalización que caracterizó esa gestión y en la que se suscitó una aguda polémica sobre el gradualismo de las medidas fiscales.

Santos fue una pieza fundamental, pues se alineó con las reformas y con su principal impulsor, el ministro de Hacienda, Rudolf Hommes. Suscribió los primeros tratados de libre comercio del G-3 con México y Venezuela (en el contexto de la gestión neoliberal del expresidente Carlos Andrés Pérez), autorizó la primera zona franca de comercio en Bogotá y avanzó sustantivamente en la política de apertura, según lo precisa el portal web La Silla Vacía.

Un dato destacado es que en ese período Santos fue nombrado designado de la República por el Senado, una figura sin poder real, pero extremadamente significativa, pues era el sucesor constitucional del Presidente de la República.

Santos completó el período de Gaviria como ministro, y una vez electo Ernesto Samper Pizano, intentó acceder a algún cargo que facilitara en el futuro su acceso a la jefatura de Gobierno. Le ofrecieron la Embajada en Caracas, dice el mismo portal, pero la rechazó y pidió la sede diplomática en EEUU, y le dijeron que no.

Entonces comenzó a participar de algún modo en el plan para derrocar a Samper, tras el estallido del escándalo conocido como el proceso 8000 y que relacionaba al mandatario con jefes del cártel de Cali.

Santos llegó a entrevistarse con los líderes paramilitares Carlos Castaño y Víctor Carranza, con el fin de promover un supuesto “acuerdo de paz” que incluyera la salida del poder del entonces mandatario.

Cuando Andrés Pastrana resultó electo en 1998, el actual mandatario participó en algunas tareas relacionadas con las negociaciones con las FARC. Sin embargo, se retiró de sus funciones y se convirtió en un duro crítico del Gobierno.

Hasta que en el año 2000 fue designado ministro de Hacienda y, en medio de altas tasas de desempleo e inflación, adelantó proyectos de corte neoliberal de manera exitosa.

Luego, cuando comenzó el período de Álvaro Uribe, Santos permaneció en el Partido Liberal, criticó la reelección presidencial e intentó presidir su agrupación, pero no pudo ante Gaviria.

En 2005 rechazó la expulsión de 15 congresistas liberales que votaron a favor de la reelección de Uribe y desarrolló la formación de un uribismo liberal. Tuvo éxito electoral en cargos legislativos y entonces le exigió a Uribe el despacho de Defensa. Se lo dio y lo asumió el 19 de julio, Día de la Independencia, de 2006.

Desde allí estuvo a cargo de la llamada política de “Seguridad Democrática”, que caracterizó el segundo gobierno del fundador del Partido de la U. En su gestión surgió la práctica de los llamados “falsos positivos” por parte del Ejército, que simulaban enfrentamientos con civiles que una vez muertos eran acusados de guerrilleros. También estuvo al frente de la operación contra el campamento del líder de las FARC, Raúl Reyes, en territorio de Ecuador en 2010.

Juan Manuel Santos, quien es parte de una de las familias más influyentes de Colombia, se preparó desde muy joven para ser el jefe de Estado, y su gestión pública ha estado marcada por su compromiso con los proyectos de apertura y neoliberalización de la economía, impulsados por la burguesía colombiana en alianza con el capital transnacional. De allí que el aparente cuestionamiento de los expresidentes no sea sino un recurso táctico que le permita evadir las obligaciones contenidas en la Declaración de Quito.

__

Colombia asume como una derrota la Declaración de Quito

El liderazgo político colombiano asume como una derrota los siete acuerdos con que cerró la jornada de diálogo directo entre los mandatarios de Colombia y Venezuela el lunes en Quito, Ecuador.

Un análisis de Carlos Arvelo, de la Maestría en Derecho Internacional de la Universidad de La Sabana, publicado por el diario El Tiempo (que fue fundado por la familia Santos), lo dice con precisión: la estrategia colombiana no era errada, pero le salió mal.

La nota cuestiona que la diplomacia colombiana no haya logrado una mención expresa sobre la tan publicitada crisis humanitaria y la violación de los derechos humanos de los ciudadanos repatriados.

Asimismo reconoce la eficacia de la política exterior venezolana al lograr que el encuentro entre los dos jefes de Estado fuera auspiciado por Unasur y Celac, las dos iniciativas de Hugo Chávez para restarle influencia a la OEA.

El analista, que expresa el sentimiento de las capas dominantes en Colombia, llega al extremo, en su frustración, de cuestionar el principio de no intervención, recogido entre los puntos del acuerdo. En tal sentido, rescata el argumento justificador de invasiones y adoptado por la política exterior de EEUU en las últimas administraciones demócratas, de la “crisis humanitaria”. Y reitera que hasta la soberanía debe ceder ante la llamada responsabilidad de proteger.

Sin embargo, no puede evitar escribir:“A nivel político, el gran vencedor es el gobierno de Nicolás Maduro”.

posted from Bloggeroid
    Blogger Comment
    Facebook Comment

0 comentarios :