Sus estudios de bachillerato los inició en el colegio Don Bosco de Altamira, donde la familia salesiana, intentaba conciliar su papel de educadores de los hijos de algún sector de la burguesía caraqueña con la necesidad de vincularlos con la realidad de una sociedad profundamente desigual.
Por eso el colegio también abría sus puertas (y sus canchas de futbolito) a muchachos de sectores medios acaudalados y de algunos sectores populares en ascenso.
Julio, precedido en casa por tres hermanas y un hermano (el mayor), ya poseía dotes de liderazgo.
Así mantuvo por varios años el título de delegado de curso, y contaba con una especie de corte de ayudantes y colaboradores que aligeraban las delicadas tareas del delicado cargo de representación popular, según recuerda un condíscipulo de casta inferior y años después devenido en chavista.
Uno de esos colaboradores era Joaquín Roca, el hombre que terminó como guarimbero en Santa Fé y a quien el “social media” intentó posicionar como martir, tras su captura con los guantes (de lanzar objetos contundentes) en las manos hace casi un año.
Sin embargo el idilio de Julio Andrés con Don Bosco se rompió al terminar el tercer año de bachillerato, y anunció a su cohorte que se cambiaba para (nada más y nada menos) el oligárquico Colegio San Ignacio, regentado por la Compañía de Jesús.
Su irrupción en la vida pública ocurre hacia 1993 cuando participa en forma regular en un programa radial, como una especie de asesor jurídico al aire.
Luego salta a la televisión, en el extinto canal RCTV, con el programa Justicia Para Todos, con un formato de “reality show” pero con un toque de discreción.
De alli deviene la inicial conformación del partido, que como asociación civil Primero Justicia, recibió aquellos cheques de PDVSA en diciembre de 1998, antes de la toma de posesión de Hugo Chávez.
Sin duda los 60 millones de bolívares gestionados por la madre de Leopoldo López Mendoza fueron de mucha utilidad. Pero de no haberlos obtenido de PDVSA, los hubieran recibido de sus amigos y contemporáneos que (hijos de la burguesía como ellos) habían optado por ponerse al frente de las empresas familiares.
Eso explica la comunión de espíritu e intereses que permiten que el 11 de abril de 2002, en austera formación y con vestimenta con muchos toques oscuros, el grupo (partido, clan o sindicato empresarial) se pronuncie sin complejos por la renuncia del presidente Chávez.
Detrás, enfrente y al lado de Julio Andrés no sólo estaban los más conocidos compañeros de esa empresa politica, sino también personajes como Jorge Viera Landaluce, gestor financiero y del sector químico mundial en Venezuela.
Era Primero Justicia, y lo sigue siendo, el partido de los ricos, sin mediadores que vinieran del mundo político convencional.
Por eso hasta los colores, el negro y el amarillo, los escogió el empresario Gustavo Giménez Soucy, primo de Lorenzo Mendoza Giménez, presidente la principal empresa de alimentos del país.
La infidencia, hecha por Borges como expresión de duelo tras el asesinato de Giménez Soucy, refleja los estrechos lazos y los fundamentos materiales y sociales sobre los que se han levantado los partidos de la neoderecha venezolana
Lea aqui como es el proceso para levantar la inmunidad de Julio Borges
Esta nota fue elaborada e inicialmente publicada en el diario Ciudad Ccs
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