La ley natural de la vida te dice que son los hijos, los que ven morir a los padres; pero cuando se invierte esta ley, y toca, a nosotros los padres, ver morir a nuestros hijos, y enterrarlos, es una experiencia devastadora. Sobre todo cuando dicha muerte es causada por un criminal, que le borra su sonrisa. Sientes un fuego que quema tus entrañas, un agudo y continuo dolor indescriptible, una conmoción muy difícil de sobrellevar, quedas mutilado del alma, muerto en vida. Sobreviviendo a su pérdida.
El 01 de Agosto de 2015; a mi Diego de tan solo nueve(9) años le apagaron su sonrisa Bandas Criminales que pululan en cada rincón de este hermoso país. El testigo fue la inmensa llanura del estado Guárico.
Su pequeño cuerpo fue mutilado con armas de guerra, cual si se tratara de un niño sirio víctima del terrorismo que azota desde hace décadas, esas tierras orientales. El móvil, aun se desconoce, posiblemente secuestro, robo, extorsión, quien sabe. Fue una verdadera cacería humana; descargaron sus fusiles hasta que nuestro vehículo perdió el control y fue a parar a un barranco. Las municiones de guerra perforaron la parte trasera del carro, donde Dieguito venia sentado.
Dieguito retornaba de sus vacaciones y estaba ansioso de ver a su madre, que anhelaba su retorno. Ellos tenían planeado bañar a su perro y preparar sus útiles escolares para el inicio de su 4to grado. Eso nunca sucedió; murió en los brazos de su padre, a pocos minutos de sufrir ese vil y cobarde ataque. Diego ya no tendrá 4to Grado, Universidad, ni carrera, tampoco se casará, ni podrá tener hijos, siempre tendrá 9 años.
En este doloroso contexto, nos preguntamos: Como es posible que nosotros como sociedad y como Estado, hallamos permitido que estos Grupos Criminales, azoten nuestras ciudades y pueblos impunemente, a la vista de todos los Organismos de Seguridad?
Diego fue estadísticamente, una más de sus víctimas; estos personajes, en su prontuario, tienen registrado la muerte de decenas de funcionarios de seguridad, jueces, militares, fiscales etc.
A estas alturas, el venezolano común, el padre de familia que transita las vías públicas para ir a trabajar; NO puede entender, que no contemos con la Voluntad Política para Liberar al Pueblo, de esta pesadilla.
Estos grupos han evolucionado de tal forma que; pasaron de ser delincuentes comunes a convertirse en NeoParamilitares; ya que cuentan, no solo con alto poder de fuego sino logístico y de organización, capaces de derribar incluso helicópteros.
No es un secreto que tienen capacidad militar y la organización suficiente para asolar a la población tanto rural como urbana, y que han extendido sus acciones a lo largo y ancho del territorio nacional, tomando Estados como Guárico y Sur de Aragua.
Es muy indignante para una familia que perdió a su pequeño niño, escuchar en los medios, que dichas Bandas Criminales tienen tentáculos con funcionarios públicos que los protegen. Es indignante, cuando tienen que andar tocando de puerta en puerta, los organismos del Estado, implorando #JusticiaParaDiego, cuestión que Constitucionalmente es un Derecho.
Es doloroso que medios estatales, aunque sientan compasión, callen, se hagan los sordos, porque sin duda es una apología a un delito atroz. Callar una notica de esta naturaleza es mentirle al país; ya que muchos ciudadanos están ajenos de esta triste realidad de cómo funciona la dinámica de estos “NeoParamilitares”.
Es cierto, hay problemas estructurales, pero la mayoría de los integrantes de las Mega Bandas tenían menos edad que Diego cuando el Presidente Chávez asumió el poder. Es una reflexión necesaria y válida.
Señor Presidente, señores ministros, diputados, ciudadana Fiscal, Defensor del Pueblo, escuchen al pueblo; y sumemos voluntades para verdaderamente liberar al pueblo de la inseguridad, no deseamos ver a Venezuela, convertida en un país donde halla desmovilizados ni paramilitares criollos.
Por los muchos Diego que caen por la inseguridad, los venezolanos necesitamos acciones concretas, queremos no solo propuestas, sino reformas, nuevas leyes, que castiguen sin beneficio a un criminal que asesina un niño; aumento en las penas y que se asegure que no van a una celda, a hacer un postgrado, convirtiéndose en un “Pran” para delinquir desde la cárcel.
Diego fue un niño que amo éste país, protegía su ambiente, a los animales, dando ejemplo a nosotros los adultos, estudiaba música porque quería ser cantante, hoy solo un gonzalito canta sobre el árbol que da sombra a su fría tumba. El fue muy especial, correcto, a su corta edad, decía siempre la verdad, y ayudaba al desvalido. Sígamos su ejemplo.
Williams Mendoza es el padre de Diego
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