La revelación del 13 de mayo en la publicación “The Canary” de la existencia de una unidad secreta en el Ministerio de Relaciones Exteriores británico (UK Foreign & Commonwealth Office) orientada a la supuesta ‘reconstrucción’ de Venezuela, muestra una faceta oscura de la complicidad del Reino Unido en la campaña de los Estados Unidos para derrocar al gobierno del presidente Nicolás Maduro.
En los emails, algunos con textos enteros sin acceso al público, también se revelan discusiones entre miembros de la oposición venezolana y oficiales británicos para promover compañías británicas después de un esperado golpe de Estado.
La información, obtenida gracias a una solicitud amparada por la Ley de Libertad de Información hecha por el periodista británico John McEvoy, señala que el jefe de esta unidad es el ex embajador británico en Venezuela (2014-2017), John Saville. El gobierno británico y Saville habían mantenido esta oficina en secreto desde su creación a finales del año 2019.
John Saville, miembro del cuerpo diplomático británico desde 1981, fue una figura controversial en Venezuela. Rompió varias veces las reglas básicas de la diplomacia mundial al dar opiniones públicas sobre hechos relacionados con la política venezolana. Entre sus intervenciones públicas por la red de Twitter se encuentran un retuit de la Cancillería de Colombia en abril de 2017 y una mezcla de tuits propios y retuits sobre la situación venezolana en mayo, junio, julio y agosto de 2017.
Sabemos que durante su tiempo en Caracas, Saville se reunió varias veces con miembros de la oposición venezolana, especialmente del grupo cercano a Leopoldo López.
Saville pasó a ser Cónsul General de Chicago a finales de 2017. Fue allí donde el diplomático protagonizó otro escándalo cuando se reunió en secreto en agosto del 2018 con Bill Reid, un alto directivo de la compañía farmacéutica norteamericana Eli Lilly y un funcionario de comercio británico llamado George Hollingbery. La información de esa reunión no se dio a conocer hasta noviembre del 2019, gracias a otra solicitud amparada por la Ley de Libertad de Información hecha por la organización “Global Justice Now”.
En esa reunión se discutieron controles de precios de medicamentos y posibles contratos de comercio después del Brexit, lo cual contradecía las declaraciones del entonces Canciller Boris Johnson, cuando negaba que el Sistema Nacional de Salud británico fuera parte de un contrato comercial con los Estados Unidos.
“Global Justice Now” presentó un reporte llamado Secretos comerciales de las grandes compañías farmacéuticas: la verdad sobre un acuerdo comercial con Trump, donde se explica con detalles como los posibles acuerdos de comercio entre los Estados Unidos y el Reino Unido van más allá de la compra y venta de productos. También incluirá el establecimiento de normas sobre los derechos de propiedad intelectual, así como las demandas de acceso al mercado, lo cual tendría un impacto directo en los precios de las medicinas en el Reino Unido, que son muy bajas en comparación con el mercado norteamericano. Esto iría en contra de las promesas hechas por el gobierno británico de defender el Servicio Nacional de Salud frente de las demandas de las grandes corporaciones farmacéuticas estadounidenses.
El diplomático inglés, quizás por su experiencia y contactos, parece ser el designado para las tareas secretas del gobierno inglés. El caso es que la actuación de Saville frente al caso venezolano confirma una costumbre centenaria del antiguo imperio inglés de inmiscuirse en asuntos internos de países con abundantes recursos naturales con intenciones tan laudables como las de los antiguos piratas ingleses del mar Caribe.
Atando cabos
Muchos habrán visto el video dónde fui atacada en un evento en Londres de noviembre del año pasado, cuando intentaba precisar algunas exageraciones, medias verdades y mentiras que Luis Almagro, Secretario General de la OEA, había expresado sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela.
El evento fue organizado por Canning House y el grupo de parlamentarios británicos sobre Venezuela, con el apoyo de la Sociedad Británica Venezolana y Cámara de Comercio y el patrocinio de BancTrust & Co, una compañía de inversiones fundada por el venezolano Carlos Fuenmayor
Canning House se define como “un foro líder en el Reino Unido para contactos, liderazgo intelectual y debate pragmático sobre tendencias y problemas políticos, económicos y sociales de América Latina, y riesgos y oportunidades comerciales”. En los últimos años ha perdido su aura institucional y se ha cuadrado a una visión neoliberalista del mundo, lo cual ha limitado el debate de ideas en los eventos y debates que organiza.
La sede en Caracas de BancTrust & Co fue allanada y sus directivos sancionados días después del evento en Londres por delitos de Legitimación de Capitales y Financiamiento al Terrorismo. Los sancionados fueron Carlos Ricardo Fuenmayor Quintero, Nelson Arenas, María Carolina Hernández González, Ana Rosa Fernández Ávila, Oswaldo Armitano Labrador, Carlos Enrique Hernández Laya y María Isabel Cadenas Castillo.
Por cierto, Carlos Ricardo Fuenmayor Quintero fue suspendido en los Estados Unidos como corredor por actuar como Director General de Valores (GSP) y Representante General de Valores (GSR) de su compañía sin estar registrado en cualquier capacidad. Su suspensión termina en septiembre de este año y tuvo que pagar 20 mil dólares de multa.
Por varios meses el sitio de web de este banco de inversiones estuvo cerrado, pero ahora con un nuevo sitio de web pareciera que todo ha quedado en el pasado.
En todo caso, secretario General de la OEA afirmaba en ese evento que “los derechos civiles y políticos han sido completamente eliminados” en nuestro país. Vaya aserción en un país donde cualquiera puede formar un partido político con un mínimo de firmas y donde parte de la oposición se da el lujo que tener un gobierno paralelo sin poder real sin miedo a represalias. La ironía es que por ejercer mi derecho de expresión y opinión fui atacada, empujada, insultada y expulsada de su evento sin que ni él ni Sujú movieran un dedo. Eso ocurrió en el Reino Unido, no en Venezuela.
Almagro también hablaba de “persecución sistemática” y calificaba al gobierno venezolano como ‘una dictadura’ donde “cada individuo que no ha obedecido al régimen es perseguido por las fuerzas de seguridad del régimen”. Venezuela no es perfecta, pero de allí a parecerse al Chile de Pinochet- y muchos dirán de Piñera-, donde sí se perseguía, desaparecía y asesinaba a cualquiera contra ese régimen, hay un largo trecho.
En esa reunión por invitación personal, había un grupo importante de hombres de negocios británicos y venezolanos y un reducido grupo de representantes diplomáticos de América Latina en el Reino Unido. La representante de Juan Guaidó ante el Reino Unido, Vanessa Neumann, también estuvo allí.
La intervención de Vanessa Neumann fue corta pero muy efectiva. Sus afirmaciones de ser víctima de hostigamiento por parte del gobierno de Maduro sin ofrecer una sola prueba, la convirtieron en una mártir que, junto con sus familiares en Venezuela, lucha por destruir una ‘dictadura’. Su presencia en el evento reforzó la creencia entre los inversionistas británicos de que en Venezuela había un Estado fallido, culpable de horrendas violaciones a los derechos humanos y que la población vivía entre el miedo y la zozobra al igual que su familia.
Vanessa y su combo
Neumann es nieta del industrial Hans Neumann, fundador del grupo Corimon (Pinturas Montana) e inmigrante judío que llegó a Venezuela desde la antigua Checoslovaquia en 1949.
Su abuelo también estableció el Instituto de Diseño Neumann, fue co-fundador del Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber y por 25 años fue el dueño de la Isla caribeña Mustique, donde varios miembros de la familia real inglesa han pasado sus vacaciones, incluso la Reina de Inglaterra.
Las publicaciones caraqueñas “The Daily Journal” y “Tal Cual” junto con un viñero español llamado “Vega Sicilia” también eran pate del portafolio de negocios de la familia Neumann.
Vanessa se formó en los Estados Unidos, en la Universidad de Columbia específicamente, donde obtuvo un doctorado con su tesis "Autonomía y legitimidad de los Estados: un enfoque crítico para la intervención extranjera”. Regresó a Caracas y trabajó por años en distintos puestos dentro de los negocios de la familia, luego vivió en varios países y trabajó en diferentes proyectos, pero es partir de 2010, con la creación de una compañía llamada Asymmetrica in Nueva York, cuando se pone a trabajar en el desarrollo de ‘estrategias comunicacionales’ para negocios. En 2015 aparecían Alec Bierbauer and Michael Marks como co-directores de Asymmetrica Limited, ambos conectados con los servicios militares y de inteligencia estadounidenses.
En enero de este año Neumann anunció la formación de una comisión conjunta de inteligencia financiera con las autoridades británicas para combatir las redes financieras ilícitas en Venezuela.
Esto unido al escándalo que causó en septiembre de 2019, cuando se filtró un audio en el que la pseudo embajadora le explicaba a Manuel Avedaño, asesor de Juan Guaidó, que tenían que olvidarse del reclamo del Esequibo si querían el apoyo del el Ministerio de Relaciones Exteriores británico, muestra el papel decisivo que juega Vanessa en el entramado imperial que busca destruir a Venezuela como nación y aprovecharse de sus riquezas como lo hicieron en Iraq y Libia.
La gallina de los huevos de oro
En el sitio de web de la Sociedad Venezolana Británica se encuentra colgado un seminario llamado “El camino a seguir para la industria petrolera venezolana”. Es una presentación del Plan País de Guaidó para la industria petrolera venezolana elaborado por el Dr. Luis Pacheco y Juan Szabo, venezolanos expertos de la industria petrolera.
Luis Pacheco trabajó 17 años en PDVSA y fue director general de BITOR una subsidiaria de PDVSA. Juan Szabo, ingeniero de campo, trabajó 24 años en exploración y producción en PDVSA y fue asesor de la compañía petrolera colombiana PetroNova, que cedió parte de sus derechos de exploración a Pacific Rubiales en 2014, una compañía que estafó a inversionistas canadienses y causó una tragedia medioambiental en las zonas cercanas a los pozos petroleros.
El plan que proponen estos expertos llevaría a Venezuela a producir 3 millones de barriles diarios en ocho años con una inversion de unos 90 mil millones de dólares y unos costos operativos de 64 mil millones. Ellos insisten que para que el plan funcione habría que crear una nueva ley de hidrocarburos, aceptar que compañías privadas manejen el negocio petrolero y que el Estado venezolano se concentre en resolver la crisis social y la estructura institucional que sin duda alguna han sido causadas estos últimos años por la combinación de bloqueo comercial y financiero, medidas unilaterales coercitivas e intentos de golpes a tres por locha organizados desde Colombia y los Estados Unidos. Un negocio redondo y hasta con piratas ingleses al acecho.
1 comentarios :
Amiga Carolina,considero que sus artículos son sumamente interesantes por lo deseo hacer la siguiente sugerencia y no es otra que, en la medida de lo posible, coloque fecha a sus artículos y también indique el año de las fechas a las que hace referencia.En mi modesta opinión, creo que las fechas históricas son muy importantes y en el futuro cercano todo aquel que lea sus artículos se encontrará con la incógnita de no saber el año de tales acontecimientos.
Gracias
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