Suicidio

Definitivamente la oposición tiene una profunda vocación suicida. Quiza sea genética. Ayer lo demostraron en la AN cuando los llamados lideres universitarios "botaron" 100 minutos de intervención en cadena nacional de radio y TV y en horario estelar.


100 minutos para decir lo que les diera la gana, sin censura alguna posible. 100 minutos para fortalecer las posiciones de una buena parte del país que de alguna manera se sintió expresado en las protestas post-RCTV. 100 minutos para convencer a los chavistas que no aprobaban "el cierre de RCTV", según decian. 100 minutos para demostrar la fuerza, la solidez y la integridad de los mas jóvenes, de los más educados, de la "futura direccion del pais", en fin, de las elites...


Esos 100 minutos ademas no eran gratuitos. Se los habían ganado. Eran producto de las protestas callejeras, del discurso multiplicado en la TV, de la innovación (aunque sea producto de un "guión" de la CIA, como dice el gobierno) en las manifestaciones, y de la misma incompresión de los hechos por parte del gobierno.


Esos 100 minutos era la cumbre a conquistar en una rapida escalada que le habia permitido a ese movimiento alcanzar y sentarse a discutir como pares con las representantes de los otros poderes del Estado: el Poder Ciudadano (Fiscalía y Defensoría del Pueblo), el Poder Judicial (TSJ) y ahora el Poder Legislativo. A ese ritmo, de apenas 10 dias, quiza llegarían al mismo jefe del Poder Ejecutivo.


Esos 100 minutos eran y han sido hasta ahora el mas abierto reconocimiento del "rrrrrégimen" a un sector de la sociedad que lo adversa frontalmente, a tal punto de aceptarlo como interlocutor válido en lo legal, legítimo en lo político y representativo de un componente importante (númerico y cualitativamente) del pais. Según la lógica de guerra que se le ha impuesto a la confrontación ese sector estudiantil obtuvo posiciones que obligaron al gobierno a dialogar. Es decir la apertura de los órganos del Estado eran una muestra de la debilidad en que se encontraba luego de las protestas.

El argumento para justificar la retirada (y en guerra ya se sabe lo que significa una retirada, aunque sea táctica) refiere que el escenario era hostil y que la pretensión era hacer morder el polvo de la derrota a los estudiantes opositores.
Ciertamente el escenario local era hostil, pero el escenario trascendía al Capitolio, el escenario era el pais, viendo por TV, escuchando en la radio (que fue mi caso). Ese pais no era hostil, era un espectador ansioso por ver el desempeño de cada sector. Y lo peor es que la hostilidad local podía convertirse en un punto a favor de los opositores. Cualquier agresión, pita, burla haría que muchos se pusieran de su lado, convirtiendose comodamente en víctimas del "rrrrégimen". Por otro lado el "arbitro" era absolutamente parcial, por lo que cualquier cosa (llamado de atención, indicaciones, miradas antipáticas) haría que esto fuese tan evidente y nos haría gritar a todos que el árbitro estaba vendido.
Sobre el otro aspecto, no hay duda que se trataba de un confrontación, o de un escenario más
de la confrontación. El problema de una confrontación es que nadie tiene asegurada la victoria. Y en este caso posiblemente el gobierno (favorito en las apuestas) tenía mucho mas que perder que la oposición. Mejor dicho cualquier error del gobierno lo condenaría a la derrota.

La retirada además indica algo sumamente malo. Y es el no reconocimiento del Otro, y especialmente del Otro que es como Yo. Es decir, no acepto que puedan haber otros que sean estudiantes (como yo), pero que sostengan posiciones distintas a las mías.

El debate, derecho de palabra, encuentro o "circo" en la AN era el primer escenario de caracter nacional de reconocimiento del Otro. Lo paradójico es que negar al otro y retirarse es simplemente negarse a si mismo: Yo existo porque existe el Otro. Negar al otro (como ha pasado tantas veces en la historia reciente) es igual a un suicidio.
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