Las expresiones faciales se adelantaron al anunció que 70 segundos después hizo el entonces vicepresidente ejecutivo desde el Hospital Militar de Caracas.
De espaldas al televisor más cercano yo no vi el anuncio, sólo lo escuche, y ya sabía, como todos, lo que iba a escuchar.
Tan seguro estaba que ya había escrito "El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Comandante Hugo Rafael Chávez Frías..." en lo que sería el encabezado de la nota de la página web del Sibci, nacido formalmente 72 horas antes.
Sabía que ninguno de mis compañeros, abatidos al extremo por el dramático anuncio que se producía, podría hacer la nota. Pero si asumí esa tarea fue más bien para evadir el peso de ese coñazo que en cadena nacional nos dió Maduro.
Cuando se le quebró la voz se escucho un ruido profundo, que subió y bajó como una ola. Estar en un piso alto de un edificio del centro de Caracas no pudo impedir que ese grito colectivo, masivo, nos alcanzara.
Mientras dentro y fuera de la oficina todos lloraban. Unos callados, y otros a gritos.
Yo seguí escribiendo y antes del minuto 10 de la alocución tenía la nota lista, al menos una preliminar. "Muere esta tarde Presidente Hugo Chávez", fuel título lacónico y contundente que usé sin dudar.
Creo que fue la primera nota publicada en la web, tanto de los medios públicos como de los comerciales.
Ese día no lloré. Y tampoco los siguientes. Lo vine a hacer la mañana del 15 de marzo, el día del sepelio, cuando antes de las 7 aun no había llegado más nadie a la oficina y hacía una selección de videos en los que cantaba.
Lloré un buen rato y con un profundo desconsuelo y cierta incontinencia. Minutos antes de las 7 hice un esfuerzo, respiré profundo y sequé las lágrimas. No se si alguien se dio cuenta que había llorado.
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