Frontera cerrada sin consecuencias negativas para Venezuela... mientras en Cúcuta la burguesía tiembla

Hasta ahora no se ha reportado ninguna consecuencia negativa para la población venezolana de todo el estado Táchira tras el cierre de frontera y la declaratoria de estado de excepción.

Por el contrario, todos los informes reflejan una mejoría notable en el abastecimiento de bienes básicos, especialmente gasolina. Tanto será la mejora que ni siquiera se escuchan o leen quejas de los opositores que no son pocos en la región.


En Colombia, las autoridades locales y los grupos empresariales han identificado al menos cuatro efectos altamente negativos, a saber :

1) Escasez de combustible, derivado de una política que sólo otorga un cupo de menos del 10% de las necesidades del departamento Norte de Santander. Es decir, el contrabando de gasolina es una necesidad creada por el Estado colombiano. Datos: más del 90% de la gasolina que se consume en la región es extraída desde Venezuela a través del contrabando. De 11 millones de galones requeridos al mes, el estado colombiano solo asigna 1 millón, según datos suministrados hoy por el diario La Opinión de Cúcuta

2) Imposibilidad de exportar el carbón, ya Colombia no ha desarrollado infraestructura de movilidad y embarque de este mineral, sino que se ha aprovechado del creado por Venezuela. Además de obtener ventajas con respecto a los costos gracias al diferencial cambiario generado artificialmente por esa misma burguesía. Datos: el departamento produce cerca de 200 mil toneladas al mes, el cual es exportado a Europa desde puertos venezolanos y tiene un precio de 52 dólares la tonelada, por lo que las pérdidas diarias se estiman en 400 mil dólares. El sector emplea a unas 15 mil personas.

3) Incremento del desempleo y el empleo informal, el Norte de Santander es el departamento con mayor empleo informal en Colombia, con 70%, y Cúcuta la segunda ciudad con mayor desempleo, con cerca del 15%. La burguesía local ha construido una trama "empresarial" basada en la informalidad para evadir costos propios de estructuras de mayor tamaño. Además la naturaleza de los negocios, vinculados con la inestabilidad del comercio y por ende con baja capacidad para generar empleo, acarrea esas consecuencias. De hecho desde 2007 la informalidad ha crecido en casi 7 puntos. A eso hay que agregar la presencia de desplazados y desmovilizados ligados con el conflicto y con las políticas de Uribe Vélez respecto al paramilitarismo. Mantener ese empleo precario y evitar un aumento de la desocupación ha sido posible sólo con base en el desarrollo de actuvidades delictivas como el contrabando de extracción en contra de Venezuela. Datos: unos 24 mil colombianos "trabajan" en la fronteras, es decir son los peones del contrabando de extracción, según lo informado hoy por Jorge Acevedo, candidato a alcalde de Cúcuta.

4) Conflcto por la tierra urbana, derivado del desplazamiento de pobladores pobres de zonas rurales y de la periferia de las ciudades y que conseguían en asentamientos precarios en territorio venezolano soluciones de vivienda, al tiempo que seguían siendo peones de la maquinaria paraco-empresarial. Ahora surge el temor de "invasiones" y ocupaciones precarias de terrenos de la ciudad de Cúcuta reservados para proyectos comerciales.

Obviamente todas esas consecuencias en realidad afectan los intereses de los sectores económica y políticamente dominantes de la región, cuya opción de desarrollo económico está conectada supuestamente con los acuerdos de libre comercio con EEUU, firmados en 2012.

Eso implica que la inversión pública y el destino de recursos como la tierra urbana están destinados a dotar de facilidades logísticas a la región para masificar las exportaciones.

Ese es el fundamento de programas como la expansión del aeropuero Camilo Daza, que se deben iniciar en estos meses. Así como la definición de las áreas periféricas que se incorporarían al perímetro urbano y recibirían licencias de construcción bien sea de comercio o viviendas.

Sin embargo en términos reales las exportaciones a EEUU no han superado los 5 millones de dólares anuales (si se excluyen los minerales energéticos como carbón y petróleo), e incluso el rubro más destacado es otro mineral, aluminio.

Probablemente para esa burguesía parasitaria el modelo ideal seria el de una "zona de libre comercio" a la imagen de Panamá, que permita recoger las migajas del comercio internacional, y que se alimentaría del contrabando de extracción de Venezuela, y no sólo de bienes básicos. Podría incluirse allí minerales, rubros agrícolas industrializables (arroz, maiz, otros cereales), ganado y sus derivados. Y por otro lado se convertiría en el proveedor de bienes de importación a través de un mercado paralelo de divisas, que de hecho ya existe.
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