Juancho fue marcado desde su llegada a las inmediaciones de Parque Carabobo por el solo hecho de pertenecer a un colectivo de la parroquia, como nos llegamos muchos de nosotros, se llegó el.
El propósito de su asesinato: que se rebotaran los Colectivos del 23 de Enero en Caracas y a nivel nacional y desataran toda su furia ese mismo día en contra de los focos guarimberos que con violencia nunca vista destruían todo a su paso.
Ese era el plan. Era el plan maquiavélicamente discutido, analizado y lanzado a las calles ayer. “quebramos a algún guebon del 23 de Enero para estos bajen, haya más muertos, porque esos son malandros y así se arma la gran coñaza” así lo discutieron, así lo pensó Leopoldo Lopez y Gaby Arellano, y desde allí planearon el asesinato de Juancho.
¿Por que no bajamos, porque nos tragamos arrechamente nuestra arrechera ante el sicariato del pana?
En el primer lugar porque estamos conscientes de la fuerza que tenemos para emtrompar en cualquier espacio que nos pongan por delante.
En segundo lugar nuestro compromiso inalterable, sin medias tintas con el legado del comandante Chávez.
Analizamos la situación de inmediato, al conocer el asesinato de Juancho y respiramos profundo entendimos el caos que se generaría al dejarnos llevar por el dolor y convertirlo en violencia justa.
La diferencia entre esos grupos fascistas y nosotros es que no somos sicarios, ni malandros, ni locos.
Somos revolucionarios que venimos desde años de lucha contra la derecha de este país y es muy difícil que nos entrampen con trampitas como esas.
Pero algo tenemos claro, y es un algo que desde los huesos, las vísceras lo advertimos: el día que salgamos, (y siempre será en defensa de los nuestros, de nuestros ideales y de Chávez)… será imposible hacernos volver!
Tomado de http://el23net.blogspot.com/
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